Esta semana te he contado sobre los pop-up que hay en Quito. El que más me llamó la atención fue el del Hotel Carlota en el Centro Histórico, donde Andrés Román nos sorprendió con su menú: Covacha manaba.

Dicho esto, te cuento cómo comenzó la noche

Mi amigo Juan Esteban y yo llegamos a las ocho en punto como indicaba nuestra reserva. Fuimos recibidos de forma muy cálida por Carolina, nuestra mesera, quien enseguida nos llevó a nuestra mesa. Ni bien nos sentamos, Andrés salió de la cocina para saludarnos y contarnos un poco sobre la inspiración detrás de su menú.

Él nació en Quito, pero vivió su infancia en Manabí. También estuvo fuera del país por algún tiempo (Perú, Brasil y Europa) y, finalmente, volvió a Ecuador. Como vivió su infancia en nuestra Costa, los sabores manabas están muy presentes en su paladar, así creó un menú tributo a sus recuerdos.

Podría escribir páginas enteras sobre los sabores mágicos de esta propuesta de menú, pero voy a enfocarme en mis platos favoritos y así dejar que lo pruebes y me cuentes qué tal te pareció. Además, mañana es el último día de este pop-up y realmente lo recomiendo como un MUST dentro de sus planes para este fin de semana.

Corviche

El primer plato fue el corviche, una suerte de comfort food local que estaba relleno de albacora y acompañado de una mayonesa de sal prieta. Para entender bien este plato debes remitirte a la foto.

Este paquetito de sabor tenía el balance perfecto de las notas florales del verde recién rallado, mezclado con esa textura dulce del verde cocinado. Relleno de albacora, le acompañaba una mayonesa de sal prieta. Yo solo quería llevarme en galones esa mayonesa, una exquisitez.

También le acompañaba un muchín de yuca carbonizada con queso manaba. En un inicio, el sabor quemado de la yuca no fue mi favorito, pero una vez que le añadí un poco de ají  de remolacha, todo cambió. El ají le ofreció un balance increíble al sabor quemado del muchín, el dulce de la remolacha brindó cuerpo a la acidez del queso manaba.

Mi siguiente plato favorito fue el Ceviche Jipijapa

La sencillez del plato es lo que hizo que su ejecución sea impecable. Lo que más se destacó fue el sabor sutil del maní en la salsa, con toques cítricos del limón. Todo esto fue presentado dentro de una corona de aguacate, la decoración perfecta. El sabor delicado dentro del paladar fue lo que me dejó  asombrada.

Finalmente: el plato de langostinos, ¡delicia total!

Como saben, nuestros langostinos son reconocidos a nivel mundial por su sabor y por su tamaño. Estos dos hacían honor a este legado. Sobre una cama de puré de habichuelas que tenía un sabor terroso muy sutil, perfumado con culantro y una micro ensalada. La salsa de ajillo de los langostinos redondeaba sus sabores, tanto así que parecía que estaba comiendo una cola de langosta por la firmeza de la carne.

Un menú completo

Los tres platos restantes, que no he mencionado, estaban igual de deliciosos que los que he descrito. Cada uno, con un sabor único. Este menú es un verdadero balance de sabores ecuatorianos presentados en una forma distinta.

Otro elemento importantísimo de esta propuesta fue el maridaje de los vinos Dos Hemisferios. Vino local con una gran selección de blancos y tintos que complementaron los sabores de estos seis tiempos.

Y como cereza sobre un pastel, uno de los mejores gin del Ecuador CRUZLOMA, que presentó unos cócteles innovadores con ají y jamaica, como aperitivo y bajativo.

Gracias, Andrés, por compartir tu generosidad y tu visión culinaria, que claramente nace del corazón y de tus recuerdos. Gracias por hacer que este menú sea parte de mi camino a entender de mejor forma mis raíces.